Elena estaba entusiasmada con su nueva cafetería-pastelería. Después de superar los primeros meses con una muy buena acogida por parte de sus clientes, se encontró con que uno de sus proveedores quería denunciarla por incumplimiento de contrato.
Elena llamó a su abogada y le contó la situación. El
proveedor quería denunciarla porque no estaba cumpliendo un supuesto contrato
en la compra de café, del cual Elena no tenía constancia. Según el contrato que
le hacía llegar el proveedor y que estaba supuestamente firmado por Elena,
la cafetería se había comprometido a comprar unas cantidades abusivas de café
de forma mensual y como era lógico, no estaban llegando a ese límite mínimo.
La abogada de Elena, Martina, se puso en contacto
con nosotros. Nos citamos con ellas en las oficinas de la abogada y nos
expusieron el caso. Allí mismo realizamos una prueba pericial a Elena, haciendo
que firmara en repetidas ocasiones en un mismo folio delante de su abogada, obteniendo
así las firmas indubitadas, necesarias para el análisis caligráfico. Tomamos
fotografías del supuesto contrato y de la firma dubitada que había de Elena en
él.
Una vez en nuestro despacho procedimos a la
realización del estudio grafológico. El primer análisis se realizó con lupas
normales de 5-15-X. Posteriormente se digitalizaron las firmas y se realizaron
ampliaciones al 25, al 100 y al 165%, para poder estudiar en profundidad los
rasgos característicos e identificar la autoría.
Se seguieron los trazos, uniones y finales de las dos últimas
firmas por ser las que se ejecutan inconscientemente y por tanto, son donde
quedan más patentes los rasgos personales del auto y nos van a mostrar la
autoría, con más claridad.
Por último, se realizaron proyecciones de la firma
dubitada, superponiéndolas sobre las indubitadas.
Este cotejo nos indicó que existían diferencias sustanciales entre la dubitada e indubitadas, por lo que no podían estar realizadas por la misma mano, en este caso la de Elena.
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